LA SOBREVALORACIÓN DE LA INFANCIA: UN
PROBLEMA EN LA FAMILIA Y EN LA ESCUELA. Por José Luis Rey Avila Nungaray
Resumen
La familia y la escuela han tenido distintos tipos de
tratos hacia la infancia, esto también se ha reflejado en la dinámica del salón
de clases, actualmente el niño se ha convertido dentro del salón en alguien
intocable, con más poder que el mismo docente. Las causas de la sobrevaloración
son distintas, una es por el trato que reciben por parte de los padres de
familia, los maestros y organizaciones como las que forman parte de la UNESCO,
entre otras. Dentro del salón de clases el fenómeno se convierte en
una problemática que interfiere para poder desarrollar la labor docente. Hay
acciones que permiten cambiar esto y poder abrir paso a que el niño se
desarrolle de forma íntegra.
Palabras clave: Sobrevaloración, niño, aprendizaje, educación, padres de familia y
docentes.
Con el paso del tiempo la familia y la escuela han tenido
distintos tipos de tratos hacia la infancia, desde verlo como un adulto pequeño
que tiene que ser preparado para trabajar repitiendo los patrones que el padre
le inculca, hasta verlo como una persona con derechos y valores.
Esto también se ha reflejado en la dinámica del salón de
clases, donde anteriormente los padres de familia le brindaban toda autoridad a
los docentes hacia su hijo para que hicieran lo que creían conveniente,
incluyendo represalias por las faltas de indisciplina, no cumplir con trabajos,
tareas, no tener un buen aprovechamiento, entre otras. Actualmente el niño ha
tenido más autoridad que los propios padres de familia y docentes, es tanta su
sobrevaloración que se toma más en cuenta la opinión de estos al momento de
decidir, se ha convertido dentro del salón de clases en alguien intocable, con
más poder que el mismo docente, es el centro de atención, que más allá de tener
consecuencias positivas en el aprendizaje y su desarrollo, han sido negativas,
que no solamente se ven reflejadas en la escuela o la familia, sino, también
dentro de la sociedad.
Se entiende como sobrevaloración el dar demasiado valor a
determinada cosa, objeto o persona, en este caso a los niños. Las causas de la
sobrevaloración son distintas, una es por el trato que reciben por parte de los
padres de familia, los maestros y organizaciones como las que forman parte de
la UNESCO. Cuando ocurre esto y no se tiene conocimiento de lo que se estipula,
se empiezan aplicar acciones que suelen estar enfocadas en una interpretación
errónea.
Otra causa son las teorías que surgen en defensa del
desarrollo integral de los niños, pero solo es en teoría ya que los contextos
donde se encuentran inmersos no son los mismos. Los nuevos roles de las mujeres
aportan a esto, pues al tener equidad de género han crecido sus oportunidades
de crecer en todos los aspectos, no es malo, pero cuando se pasa a dedicar más
tiempo al trabajo que a los hijos es cuando vienen las repercusiones, pues se
trata de recompensar ese tiempo cumpliendo lo que el infante pide como
justificación, provocando que se vuelva en ocasiones caprichoso.
Por último una de las causas más comunes de encontrar son
aquellas provocadas por los padres de familia en su afán de complacer en todo a
sus hijos porque en su infancia sus papás no lo hicieron, teniendo también la
creencia de ser los mejores por no castigar y dar una nalgada a sus hijos por
algo que hicieron mal.
Este fenómeno afecta también directamente a la familia,
ya que han cambiado los roles que anteriormente se tenían predestinados.
Los adultos se encuentran más influidos por los niños: se
ponen en su lugar al tomar decisiones y al hacer una serie de consideraciones
supuestamente psicológicas y educativas para decidir sobre ellos y no hacerles
daño, o para no «traumatizarlos», con lo cual han moderado su poder sobre ellos
perdiendo rangos de autoridad y de espontaneidad al tratarlos. En el extremo de
esta actitud todo se quiere facilitar a los niños y a los jóvenes para que no
sufran, desconociéndose el valor pedagógico y formativo del esfuerzo y del
sacrificio que demanda y caracteriza la condición humana. (Jurado, s/a: pág. 2.)
Por
esta razón los niños han comenzado a tener una actitud que podría decirse que
es negativa, pues valoran menos las cosas y todo se les hace más fácil, es una
idea que poco a poco van sembrando los papás por las acciones que tienen hacia
el infante. Se convierte en problema porque después a los padres no les parece
que compren valiosos objetos a sus hijos para que no los valoren. Resulta
ilógico el querer consentir a los niños en todo lo que pidan y que posteriormente
se molesten. Si no se toma conciencia se va sobrepasando a la larga en
autoridad a los miembros de la familia, provocando discusiones que no llegan a
ningún lado, ya que la solución se encuentra en actuar de los padres, no en
otro lado.
La educación
también se ve afectada pues los involucrados son los educados. “El sistema
educativo de un país tiene dos objetivos fundamentales y complementarios:
primero, establecer en sus estudiantes aquellas habilidades, conocimientos y
actitudes fundamentales para el desarrollo; segundo reducir las diferencias en
oportunidades y lograr una mayor movilidad social intergeneracional” (Escudero,
et. al, 2007: pág. 13). Pero qué hacer cuando el sistema más allá de
implementar acciones que puedan combatir este fenómeno ponen en marcha otras
que vuelven aún más difícil esta lucha, es otro obstáculo que enfrentar por
parte de los profesores con ayuda de los recursos con los que cuentan.
Ya
dentro del salón de clases el fenómeno se convierte en una problemática que
interfiere para poder desarrollar la labor docente, por ejemplo dar una
indicación y que digan que no quieren hacer nada porque no les interesa,
trabajar actividades donde muestren rechazo todo el tiempo, llamar la atención
e ignoren lo que se menciona, entre otras. Las actitudes demostradas dan a
conocer las consecuencias del fenómeno, una de las más observables es esa forma
de actuar de cuando se está mimado o se hace lo que se quiere en su casa, puede
ser un gran obstáculo cuando con su actitud jala a otros alumnos a no querer
participar en las actividades que propone el docente, rompiendo el clima de
trabajo dentro del ambiente de aprendizaje del grupo, es, por así decirlo, una
manzana podrida que va pudriendo a las demás porque es algo que no solo afecta
el aprendizaje del alumno, sino, que de todo el grupo.
El hecho de que no se ha implementado algo concreto para
combatir el fenómeno mencionado no quiere decir que no existan distintas
acciones para poder combatirlo. Para concluir shapiro (1997) hace mención de
algunas estrategias que se pueden implementar en la casa y en la escuela para
disminuir está problemática, haciendo énfasis en la importancia de practicar
los valores como:
- Comprometerse con el servicio comunitario realizando actividades de trabajar en un comedor comunitario, un asilo, entre otros.
- Crear confianza con distintos juegos como guiar al ciego, el secreto o uno adaptado por los demás.
- Utilizar la vergüenza de forma positiva en situaciones que sea un impacto en la persona.
- Practicar distintos actos de bondad.
La educación comienza desde casa e implica que las
acciones estén bien mediadas para que queden en un punto neutro, además de que
es indispensable hacer una reflexión para tener conciencia de lo que se hace
como padres de familia y docentes en la formación del niño, estar bien
informado ayuda a esto pues así se tiene orientación para poder actuar. El niño
es la materia prima, depende de los papás y profesores que se desarrolle de una
buena forma para que en un futuro sea una persona íntegra, que tenga una
participación positiva dentro de los contextos que se encuentre, en lugar de
ser alguien rebelde que sobre pasa la autoridad haciendo lo que quiere.
Bibliografía
Jurado, E. B., Riaño, A. B., Contreras, C., Hernández, E.
y García, M. (2007). Factores escolares y
aprendizaje en México. El caso de la educación básica. INNE. México D. F.
Diciembre de 2007.
Jurado, J. C. (2002). Problemáticas
socioeducativas de la infancia y la juventud contemporánea. Estudios Pedagógicos, núm. 28, 2002, pp. 205-216
Universidad Austral de Chile Valdivia, Chile.
Shapiro, L. (2007). La
inteligencia emocional de los niños. Vergara Editor, S. A. México. 1997.
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